Árabes en el Oeste

por Rolando Goyaud

ORIGEN
A partir de las primeras décadas del siglo XX, la inmigración árabe en la Argentina estaba fundamentalmente compuesta por sirios y libaneses, principalmente musulmanes y católicos, quienes tenían en común el idioma árabe, identificándolos como árabes parlantes. Por el censo de 1914 había 65.000 árabes libaneses y sirios en la Argentina. A principios del siglo XXI, entre los extranjeros residentes en el país, la comunidad árabe ocupaba el tercer lugar. Muchos descendientes de aquellos mercaderes ambulantes, trascendieron como empresarios e industriales, se destacaron en la cultura y en el arte y fueron notorios defensores de las tradiciones y costumbres de sus ancestros.

PIONEROS EN MORÓN DESDE 1900
Abdala Chaiej; Hassim 1946, libanés, tienda, Morón - Arya; Yaudat, libanés 1930, tienda, verdulería, Morón - Baquir; Hassan Salim, sirio, venta ambulante - Barade; Mustafá, 1926, empleado tienda, vendedor ambulante, artículos de limpieza - Baradi; Abdala, 1929, artículos de limpieza y bazar, Morón - Meree, 1929, sedería, Morón- Butros; Merchet, sirio, 1898, venta ambulante. Se casó con Genobeba Gentile - Carim, Smaia libanesa, 1946, tienda, mercería, Morón - El Haje; Taha, libanés 1950, maxikiosco, Morón – Fathalla - Zaki (sirio, 1927, tienda, bazar, Haedo) – Franchi – Wadic, libanés 1911, peluquería, pajarería, Morón - Haikel; Ali 1909, vendedor ambulante; Mohamed, 1930, tienda Morón, publicidad sonora móvil – Hautum; Yad libanés, funcionario, Haedo - Isali; Naif, sirio, 1930, venta ambulante - Labouni, Ahmed, 1935, verdulería, Morón - Mansur; Lala, libanés, kiosco de diarios, Morón –Matuk; Mario y José, sirio, 1925, tienda, Morón - Maydub; Otman, libanés, 1952, tienda, Morón – Mohamed; Norberto, 1952, tienda, Morón) – Naife; José María, libanés, inmobiliaria, Castelar - Rahmed; Bassam, sirio, panadería árabe - Rasul; Lofti, libanés, 1928, tienda, Morón - Rumie; Alberto, sirio, 1930, tienda, puntillas, Morón; Nuro, 1930, mercería, tienda, Morón; Saleh, sirio, 1935, corretaje de galletitas; Toufic, sirio, 1930, blanco y sedería “La Tentación”, Morón; Amado, 1930, tienda, Morón; Julio, 1932, tienda y construcciones; Jacinto, vidriero; Neva, Amelia y Aldo - Sabrin Alepo, Siria. Mhamad, carpintero; Ahmed, panadería, industria plástica; Aicha – Sadir; Natalio, libanés, 1961, peluquería, perfumería, Castelar; Sauma; Afife de, libanesa, 1930, almacén, Castelar - Tannous, Jorge Tansi, sirio, tienda, Castelar; Juan, feriante – Tobal, sirio, 1928, tienda, Morón.

“En las fiestas con familiares y paisanos, mi papá Natalio Sadir, asombraba con su habilidad para los bailes árabes, especialmente impresionaba con el movimiento del bastón y del sable del dabke... Sus nietos Leila y Marcos heredaron su profesionalismo, que se aprecia en el conjunto Al Haiat”. (Irma Sadir Najle).

DESTACADOS EN MORÓN
María Najle (1909-1985), de El Baruk, Líbano, hija de Pedro Najle y María Farach, y sobrina de Rayid Beik Najle, autor del Himno Nacional Libanés y de la Marcha Nacio-nal Siria. En 1924 llegó a la Argentina en el buque italiano San Roseri. Se casó en pri-meras nupcias con Nallib Mitre, quien en 1935 donó tierras para la construcción del Hospital Sirio-Libanés, y con el que tuvo a María Elena (1935). En segundas nupcias se casó con Natalio Sadir, con el que tuvo: a) Irma Olga (1942) vicepresidente de UCARAB y en 2006 presidente de la Unión Arabe Argentina del Oeste; y b) Jorge Natalio (1945).

Mahmud Ali Matuk (Mario) (14.10.1910-11.1.1971). Nació en Yabrub (Damasco), Siria. Comerciante, dirigente empresario. En 1926 se radicó en Morón. Sin hablar castellano, fue vendedor ambulante con una canasta , con la que caminaba visitando casas y quintas hasta Moreno, desde donde regresaba guiado por las torres de la iglesia. En 1928 abrió “Las Tres Estrellas”, negocio de tienda y ropería en la esquina de Belgrano y Brown, considerado el más antiguo de Morón, que le fue expropiado para construir el Palacio Municipal, por lo que se mudó a Belgrano 121, hasta 1988. Fue miembro fundador del Club 77, del Club Yabrudense de la CF, miembro de la CD de la Cámara de Comercio ACIM, miembro de la CD del Centro Islámico, fundador de instituciones de bien público, e impulsó la instalación del Cementerio Islámico. El 11.1.1971 falleció inesperadamente en Mar del Plata, donde se encontraba de vacaciones con su familia. Sus restos fueron cremados en el Cementerio Islámico de Villegas, San Justo, La Matanza.

Periodismo en Ituzaingó (1912-1985)

por Rolando Goyaud

En 1911 llegaba a través de la familia Vadell el periódico uruguayo La Reacción, que representó el surgimiento del periodismo local. El 20.de abril de aquel año publicó el fallecimiento en Ituzaingó de la niña Rosaura Vadell, informando que la noticia le fue ocultada al padre, enfermo de tifoidea. Informaba además, cómo el extranjero veía a Buenos Aires:

“la populosa y culta Buenos Aires, la primera de América del Sur y la tercera en el mundo… Todo es admirable: soberbios edificios, espléndidas avenidas, hermosas y bien atendidas plazas, ricos monumentos, ferrocarriles, tranvías eléctricos, palacios de exposiciones, importantes puertos y dársenas, grandiosas obras de salubridad, aseo en sus calles, lujo en sus bazares, carruajes y automóviles, ordenado y respetuoso servicios de guardias municipales y de seguridad, movimiento comercial e industrial. Impresiona y deja atónito encontrar un mundo superior…”

El periódico más antiguo de la zona fue El Mosquito, que en 1912 con dirección anónima desnudaba la vida pueblerina con comentarios mordaces y urticantes. Los vecinos trataban de descubrir al director con el propósito de “molerlo a patadas”.

En 1914 apareció Ituzaingó, periódico quincenal en formato grande, considerado el primer periódico local. Fue su director Adolfo Alberti (1881-1934), cuya familia se radicó en Ituzaingó en 1896. Lo imprimía en su casa y lo repartía a caballo. Estaba casado con la inglesa Josephine Colson. Con una volanta tirada por caballos, lo llevaba hasta el único hospital de Morón a los vecinos enfermos. En 1915 fue Delegado Municipal de Morón con un sueldo de $35 mensuales. El Museo de Ituzaingó reconoció su memoria con el premio Santa Rosa 1996.

“… mi padre lo imprimía en su propia máquina a pedal. Después nació La Tribuna. Yo era chico y lo veía reunirse con el periodista Raúl Goyaud en la biblioteca de la casa vieja”. (Horacio Alberti).

Desde la noticia periodística, el folleto político o la actividad literaria, en forma de tabloide o revista, en edición semanal, quincenal o mensual, el periodismo en Ituzaingó generó un vínculo de comunicación y participación entre los vecinos.

En 1930 apareció La Lechuga, hoja literaria con viñetas, de Juan Pedro Maglione (1885-1955), profesor de idioma y literatura. En su chalet en Soler tenía un cartel Villa la Lechuga. Naturalista y vegetariano, cultivaba una quinta y practicaba el nudismo.

“El profesor Maglione editaba en el pueblo el periódico La Lechuga. Era vegetariano y nudista, y así regaba la quinta lo que le trajo problemas con los vecinos. Cuando murió uno de sus dos perros, se paseaba arrastrando una sábana. Ante mi pregunta contestó: “Un pañuelo sería demasiado chico para secar las lágrimas que me produce la muerte de mi perro”. (Gertrudis Veneziani. 1997).

“…tuvo que construir una pared medianera alrededor de su casa porque sus vecinos decían que a través del cerco lo veían regar desnudo. Cuando con mi esposo visité un convento en Roma, Italia, la hermana superiora comentó que tenía un hermano profesor Maglione, que editaba un periódico y que era combatido por su forma de ‘honrar a la naturaleza’.” (Zulema García Cobián de Fernández Ceballos).

En 1932 apareció la única edición de Ituzaingó 60° Aniversario, primer trabajo de investigación histórica, con antecedentes de la fundación del pueblo desde 1754, documentación de la Dirección de Geodesia de la provincia de Buenos Aires, valiosas fotografías, entrevistas a hijos del fundador y a pioneros, rutas, edificios antiguos, tranvía a caballo, estación ferroviaria, proyectos iglesia San Judas Tadeo y Balneario Puente Márquez. El autor fue el periodista Raúl Goyaud (1896-1986). En 1906 obtuvo el primer premio de El Imparcial. Fue jefe de redacción de El Orden y en 1917, director. Luís Sandrini le estrenó Gato por liebre. Escribió siete libros. Con su hermano Rogelio fueron directores de La Tribuna y editaron la única guía telefónica del Oeste. Fue corresponsal de La Prensa, La Nación y Le Journal Français. En 1940 fue autor de la Ordenanza Municipal 866: nomenclatura de las calles de Ituzaingó y de la implementación de chapas identificatorias con el número en el centro y el nombre de la calle en la parte inferior. En 1985, a los 89 años de edad fue distinguido por la Universidad de Morón con una medalla al mérito.

En 1938, apareció la revista literaria Primicias de José Muntada (1915-1951), periodista, publicista y artista plástico, ilustró las tapas de Maribel, colaboró con Vosotras y Radiolandia. Fue miembro de la Sala de Primeros Auxilios de Ituzaingó. Murió con su esposa en un trágico accidente automovilístico. Durante cuarenta y ocho años una placa lo recordó en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, pero en 2003 fue retirada por refacciones y no fue repuesta.

En 1946 apareció Elevación,del Sindicato de Obreros de Oficios Varios.

En 1953 apareció Clavileño del abogado Julio Merchante (n. 1929). Contó con Montero Lacasa, Coronato Paz, Martinelli Massa, Soiza Reilly, Máximo Aguirre, Hugo Wast, Alberto Podestá, Víctor Dabove, Freire y Espíndola. Merchante fue secretario general del Partido Demócrata Cristiano, vicepresidente del Bank of America y docente en las universidades de Buenos Aires, El Salvador y Belgrano.

En 1955 apareció el tabloide El Ateneo, con redacción en Sarandí 825 (Villalonga).

En 1958 apareció Ituzaingó de Agustin Camerucci (1902-1997), fundador de El Provincial y Noticiero Ituzaingó. Contó con: Jorge Galtié, Miguel Labán, Mauricio Castillo, Antonio Burgos. Impulsó la colocación de bustos de Belgrano y Rodríguez Fragio, monolito Juan XXIII, instalación de un cañón de la Marina, creación de un escudo para Ituzaingó y elevación a categoría de ciudad, creación de la Escuela Vespertina “Paula Albarracín”. Fue corresponsal de La Nación y La Prensa, vicepresidente del Círculo Regional de Prensa, dirigente de la Acción Católica y presidente del Partido Demócrata Cristiano local. En 1984, publicó Historia de Ituzaingó; en 1988, Giacomo Leopardi y en 1994, sus memorias. El Museo de Ituzaingó lo distinguió con el premio Santa Rosa 1996

“En 1932, el notable periodista Raúl Goyaud, representante en Ituzaingó de La Tribuna, publicó los antecedentes históricos de la localidad desde 1754, trabajo que ha servido y seguirá sirviendo mucho para el conocimiento de los sucesos…” (Agustin Camerucci, Historia de Ituzaingó, 1974).

En 1961, apareció la revista Dicho y Hecho del presbítero Daniel Tomás (1922), capellán scout, catedrático, periodista, escritor, y poeta con el primer premio de Necochea. En Udaondo y en Ituzaingó construyó tres capillas. El Museo de Ituzaingó lo distinguió con el premio Santa Rosa 1999.

En 1963, apareció AUPI en la Noticia, mensuario en formato grande del Dr. Raúl Bruno (1921-1988), abogado, comisario de la Policía Federal, director del COMFER, fundador del Colegio de Abogados de Morón. Contó con: Arnó Donapetry, Enrique Oliver y Rosa Veneziani. Lo sucedió Hugo Rodríguez Planes.

En 1965 apareció Conducta mensuario de Jorge Lema, sociólogo, docente e investigador de la Universidad de Morón, concejal en Ituzaingó y miembro del Partido Demócrata Cristiano.

En 1965 apareció Noticias Nuestras, mensuario tabloide, de María Emilia Corpas, bibliotecaria ad honorem del Centro Cultural Bernardino Rivadavia. En 1969 recibió el premio “Gallito de Morón” y en 1999 el Municipio la distinguió como modelo de vida.

En 1968 apareció El Chasqui del Dr. Celestino Jorge Lebrón (1903-1987) titular de la cátedra de cirugía de la Facultad de Medicina de la UBA. En 1969 fue distinguido en San Francisco, California, como miembro del Colegio de Cirujanos de EE.UU.

En 1969 apareció el semanario El Diario, de Jorge Gerendi (1937) quien trabajó en Telam, CID y Saporiti, en los diarios Crónica, Mayoría y Clarín, en las radios Continental y Argentina y en los canales de TV 7 (ATC) y 2 (América) y como economista en Clarín, La Nación, The New York Times y en Canal 14 de Cablevisión.

En 1970 apareció Ciudadano, mensuario tabloide, de Arnaud Donapetry (1919 -1982), cuyo primer director fue Vicente Cannata (1910-1999). Donapetry fue funcionario de Correos y Telecomunicaciones, Radio Nacional, Escuela de Locutores (ISER), director del CONART, miembro del GEI, del Instituto Sanmartiniano y AUPI.

En 1978 surgió Síntesis del Oeste, tabloide quincenal, de Carlos Walter Islas (n. 1935).

En 1978 apareció El Nacional y luego El Periódico, de Jorge Recouso (n. 1958).

En 1985 apareció Puerto Argentino, mensuario tabloide, de Daniel Ponzo (1957).

En el período 1912-1985 los siguientes periodistas locales trascendieron:

Máximo Aguirre, Fermín Arenas Luque, Ana Biró de Stern, Héctor Pedro Blomberg, Abel Carcagno, Leonardo Estarico, Manuel Farto, Miguel Hochmann, Alberto Suarez Hurtado, Jorge Lefort Peña, Juan José Luque, José Montero Lacasa (h), Juan José de Soiza Reilly, Carlos Sapetti.

En 1935, ante el cierre del cine local, Raúl Goyaud había publicado:

“… los comentarios amargos de los vecinos que se lamentan de ese triste final… es una demostración de las características de nuestro pueblo, que sistemáticamente niega su cooperación a las obras locales. Sin apoyo comercial ni municipal, el periodismo local no puede subsistir y nos debilitamos como sociedad.”

Esos pioneros del periodismo vivirán en el corazón del pueblo. Sus nombres serán siempre recordados en el Museo de Ituzaingó y en las escuelas, para que los alumnos los tomen como ejemplos de vida comunitaria.

Bibliografía

Ituzaingó, al Oeste de Buenos Aires. Goyaud, Rolando y Castillo, Ricardo. 1996.

Periódico ´El Orden´. Passarelli, Oscar. 1999.

El Misterio del Oratorio

por Rolando Goyaud

El oratorio a San Francisco Solano desapareció del predio del Fortín el Gallo más rápido de lo que se tardó en construirlo.
Pareció que con su ausencia su recuerdo pronto desaparecería de las mentes de los vecinos y que se olvidaría que siquiera existió, pero feligreses y memoriosos no olvidaron a su oratorio y a través de los años, en su lento pero incesante desfile por el Museo, preguntaban lo mismo: “¿A donde fueron a parar las cosas sagradas?”.
En 1968, en el predio fiscal del que fuera el tambo del pionero Ramón Centenario Goicochea, personal del Ejército y de la Aeronáutica construyeron el oratorio a San Francisco Solano, patrono del folclore.
También se entronizó un busto del santo Ceferino Namuncurá, se construyó un templete en forma de gruta y se mezcló tierra de Ituzaingó con la de su suelo natal Chimpoy, provincia de Río Negro, traída a caballo en caravana por una comitiva integrada por un indio pampa, el escritor Máximo Aguirre, el marchero Jorge Molina Salas, paisanos del círculo criollo “El Rodeo” y vecinos tradicionalistas de Ituzaingó. Se unieron a la columna el intendente de Morón, Coronel (R) Alberto Romero Oneto y Monseñor Juan Presas, Vicario General de la Diócesis de Morón, quienes inauguraron las instalaciones. Desde entonces, el oratorio fue centro de reunión de vecinos fieles devotos.
Pero en la época de la intervención militar, el Fortín El Gallo y sus instalaciones fueron desmantelados. Se demolieron, además, el oratorio a San Francisco Solano y el templete al santo Ceferino Namuncurá. En cambio, en el predio se instaló el Hipódromo de Trote.
Las construcciones que se salvaron, fueron reacondicionadas y adecuadas al empendimiento comercial que cambió la fisonomía del lugar, introdujo un público afecto a las apuestas a las carreras de caballos de trote y selló definitivamente la existencia de los centros religiosos y tradicionalistas, que habían contribuido a la preservación de nuestra identidad.
Facundo, el hijo del paisano Jorge Molina Salas, me informó que su padre rescató entre los escombros la imagen del santo Ceferino Namuncurá y la envió a su tierra natal en Río Negro, salvándola de una segura destrucción.
Pero el oratorio pasó a ser un recuerdo anecdótico, cuyas fotografías que certifican su existencia, fueron tomadas por la folclorista vecina Marta Escalante y que pueden consultarse en el Museo de Ituzaingó, en el Archivo Histórico del Partido de Ituzaingó.
Muchos de los antiguos vecinos de los barrios aledaños que asistían al oratorio, plantean su preocupación por el destino de los objetos del sagrario que atesoraba dos vasos dorados para la celebración de las misas, los íconos de la Virgen de Luján y del patrono San Francisco Solano, la cruz de madera, el altar, los dos largos y pesados bancos también de madera y los numerosos cuadros con imágenes religiosas que colgaban de las paredes.
Para el entorno social de los vecinos, el oratorio estaba integrado a la comunidad y era parte de sus vidas. Consideraban a los objetos sagrados propiedad de los barrios San Alberto y Villa Las Naciones.
El resurgimiento del tema podrá ser esclarecedor, por lo menos para saber que están resguardados.

Testimonios
Facundo Molina Salas
Luís Walpole
Amilcar Voelkein

Aventura en la torre de la Iglesia San Judas Tadeo

por Rolando Goyaud

Aunque la iglesia del pueblo Santa Rosa de Ituzaingó fue proyectada en 1872, recién en 1901 los vecinos solicitaron al obispo de La Plata construir una capilla. En 1916 en la casa de Guillermo Seré se formó una comisión pro capilla, mientras tanto el culto era impulsado por la vecina Juanita Consejero en el comedor de su casa, donde se daba misa. En 1935 se constituyó otra comisión presidida por el comerciante Julio Protto (padre), con el apoyo de Raquel Monasterio de Fresco y las señoras de Pastré, Parodi y Voelklein. El 30 de abril de 1935 comenzó la construcción y el 9 de julio se colocó la piedra fundamental. El proyecto original fue del ingeniero. José Quartino, pero la edificación estuvo a cargo de los arquitectos. Ángel Silva y Alfredo Coppola y el constructor Antonio Dori, quienes hicieron un templo diferente al aprobado, cuyo diseño puede observarse en Museo de Ituzaingó.
“Brumana, constructor de la empresa, hizo los cimientos de la iglesia, que quedó mucho tiempo sin paredes” (Testimonio de Cristóbal Viana).
“Habían terminado la torre de la iglesia San Judas Tadeo cuando el ‘Francés’ (Alberto Goyaud), ´Jettatore´ (Angel Ventura Bagnacedri) y yo nos decidimos. Con los nervios gastados, llegamos a la cúspide. El espectáculo era fabuloso… Veíamos hasta el Puente Márquez los techos de las casas de los vecinos. También el techo de chapa de cinc de la subcomisaría. Cuando vimos en el piso de la torre los cascotes que habían dejado los albañiles, no resistimos la tentación y le descargamos una andanada. El ruido fue infernal. Abajo el desconcierto, con agentes semi vestidos y algunos presos que habían abandonado la única celda estaban en la calle. Se les habían unido los vecinos que recorrían la manzana en bicicleta, buscando a los culpables. Después de la medianoche, a oscuras y con gran riesgo bajamos sigilosamente. Los potentes brazos del oficial ´Cartucho´ y del sargento ´Pocas Plumas´ nos cerraron el paso. Media hora después estábamos llenando el tanque de agua de la subcomisaría y así nos tuvieron toda la semana… ´Pocas Plumas´ era el apodo del Sargento Giovanni Di Feo, le venía de lejos, de cuando era ladrón de gallinas. A veces las vendía al mismo al que había robado. Al verlo las gallinas marchaban detrás, porque estaban más tiempo con él que con el dueño. Tantas veces estuvo preso que el comisario le propuso que ingresara a la policía. Durante muchos años fue autoridad en el pueblo. Repetía: Respete la autoridad, no se me desacate” (Testimonio de Mario Passano).
“Mi abuela Luisa Moral de Voelklein pronunciaba el discurso de inauguración de la Iglesia San Judas Tadeo, cuando el piso del palco cedió y todos cayeron parados. Ella no perdió la calma y como si nada ocurriera, siguió hablando desde el suelo. (…) Juanita Consejero vivía en una casilla en el lugar donde está la Escuela República del Paraguay”. (Amilcar Voelkelin).
“Juanita durmió en la cabina de proyección del Cine Petit Palace cuando fue capilla, luego pasó a una prefabricada en los fondos del templo”. (Santiago Firpo).
En 1962 falleció ciega en el Hospital de Geriatría Martín Rodríguez, conocido como ´La Colonia´.

Bibliografía
- Goyaud, R.; Castillo, Ricardo, Ituzaingó, al Oeste de Buenos Aires, 1996.
- Passano, Mario, ¿Por qué Ituzaingó?, 2003.

Rolando Goyaud en 'Yo no sé qué me han hecho tus ojos'

Sergio Wolf entrevista a Rolando Goyaud en su película Yo no sé qué me han hecho tus ojos (Lorena Muñoz & Sergio Wolf, 2003), sobre la vida de la cantante Ada Falcón. En este fragmento, buscan la casa natal de Ada Falcón en la ciudad de Ituzaingó.


Delincuentes célebres en Ituzaingó

por Rolando Goyaud

En 1930, a los 21 años de edad, Ágata Galiffi se asoció a la mafia siciliana de Rosario, participó en la fabricación de papel moneda falsa e intervino en la construcción de un túnel de noventa metros de largo, para robar el Banco de Tucumán.

Los vecinos de Ituzaingó Jorge Leonardo, Eduardo Espíndola, Héctor Luis Roldán Vergés y Ángel Eduardo Maniega, confirmaron que el rancho de Ágata Galiffi, hija del pistolero Juan Galiffi conocido como Chicho Grande, estaba en De la Tradición y De las Cabañas, en tierras de la Cabaña Tuyú, en Villa Udaondo, y que desde 1930 la Galiffi organizaba bailes en el rancho, a los que asistían su padre Chicho Grande y Alí Ben Amar de Sharpe, conocido como Chicho Chico. Ambos lideraron la mafia argentina originada en Rosario, la que atacaba a agricultores entre los que produjo muchas muertes. La vecina Leonor Leonardo (1924) conoció a Ágata Galiffi y alcanzó a ir a los bailes en el rancho, acompañada por Angulina, Justo y Eulogio Leonardo.

En 1936, en un ajuste de cuentas, Chicho Grande ordenó asesinar a Chicho Chico. Recién en 1938 la policía obtuvo de uno de sus asesinos, el pistolero José Muratore, la información de que sus restos fueron enterrados en Ituzaingó, en el monte duraznos de la quinta de Marcial Salomón, sobre Gaona, próxima a la quinta de Mihanovich, que había alquilado a Chicho Grande para la instalación de un criadero de cerdos.

Una comisión policial presidida por un juez llegó al lugar, donde advirtieron que una pared de una vieja casa tenía un agujero de unos veinticinco centímetros de diámetro, utilizado por los delincuentes para disparar sus armas contra la policía. El asesino esposado trataba de desviar la atención del sitio exacto, pero el juez le dijo: “No te hagás el vivo, decí la verdad, ¿dónde está?”. Le pidió al vecino Ángel Eduardo Maniega, en ese época operario del corralón municipal, que cavase un pozo al pie de un ciruelo. Al rato el pico se enganchó con un alambre de fardo, enseguida apareció un zapato con cordones y taco militar y luego el cuerpo del mafioso envuelto en una bolsa de arpillera y con el cable que usaron para ahorcarlo. Presenció la excavación el Dr. Juan Carlos Roldán Vergés, también de Ituzaingó, quien fue médico forense de la Policía Federal.

Agata Galiffi fue condenada en Tucumán. Como no había cárcel para mujeres permaneció siete años en un establecimiento para enfermos mentales, encerrada en una jaula de alambre.

Las vidas de los mafiosos fueron recreadas en la película La Mafia (Leopoldo Torre Nilsson, 1968) con Alfredo Alcón (Chicho Chico), José Slavin (Chicho Grande) y Thelma Biral (Agata Galiffi). Un libro de Esther Goris, editado por Sudamericana, testimonia la vida de la mujer.

Testimonios

“En el boliche de Pascua, cerca del taller mecánico de Victor Ghislieri y de la farmacia San Judas Tadeo, Chicho Chico, mató a balazos a un sargento y a un agente de policía… En Bransen y Thorne, a doscientos metros de la fábrica de polvo de ladrillos de Rapino, Reynoso y el lungo Alessandria, Chicho Grande hizo asesinar a Chicho Chico. Lo enteraron en el monte de duraznos de Salomón”. (José Gosalbo).

“Mi hermano Juan Carlos, médico forense, vió cómo la policía desenterró a Chicho Chico. Los restos estaban en una bolsa de arpillera”. (Héctor Luís Roldán Vergés).

“Como miembro de la banda, Agata Galiffi cumplió una condena”. (Horacio Alberti).

“Mi abuelo, Marcial Salomón, alquiló a Chicho Grande un campo sobre Gaona para criadero de cerdos. Él iba a cobrar la mensualidad y decía que era gente muy amable... El cadáver estaba enterrado al pie de un ciruelo”. (Genaro Andrés Salomón).

“Enseguida me di cuenta que era la tumba, porque la tierra removida tiene otro color”. (Ángel Eduardo Maniega).

Fotografía: Juan Galiffi, alias Chicho Grande.

Un crimen impune en Ituzaingó

por Rolando Goyaud


Emilio Cornelio Agrelo (1863-1963), casado con Carmen Maldonado, fue ingeniero y arquitecto. Construyó la Galería Pacífico y el Hospital Pirovano y fue ministro de gobierno en la provincia de Salta. Su hijo también Emilio, se casó con Aldemira Antucci.

Los Agrelo viajaban permanentemente a su quinta de Ituzaingó por problemas respiratorios de uno de sus hijos, en la creencia que la altura de la localidad era terapéutica. El predio fue una estanzuela de 38 hectáreas, posteriormente Colonia de Crónicos y Convalecientes y luego Hogar Martín Rodríguez, incrementada a 43 hectáreas.

En 1997 en una investigación que realicé para el libro Ituzaingó, al Oeste de Buenos Aires, la señora María Luisa Nasuti Pirotto de Divitorio (1913) me brindó el siguiente testimonio, que quedó grabado para el Archivo de la Palabra del Museo, el cual puede ser consultado por historiadores, investigadores y periodistas, en la Institución.

“En el periodo 1914-1918 Europa estaba en guerra. En Ituzaingó la partera Josefa Raigosi de Pescio logró rescatar a su hermana Ángela (20) que vivía en Italia y traerla a la Argentina. La muchacha vino a Ituzaingó y debido a los relaciones de la partera logró colocarse como mucama en la quinta de los Agrelo. Al poco tiempo le rogó a su hermana que la sacara de ese lugar porque el “niño” (Emilio) la acosaba. Josefa prometió buscarle otro trabajo. Un domingo volvió Ángela desconsolada y llorando amargamente, por lo que la hermana prometió ocuparse inmediatamente, pero al día siguiente su cuerpo apareció violada y con un tiro en la sien. Entonces comenzó el “vía crucis” de la familia yendo a comisarías y juzgados en busca de justicia, pero se enfrentaban con una familia rica. Hasta que un día llegaron a la casa de la partera un juez de paz, un abogado y un policía y éstas fueron sus palabras, dichas a viva voz: “El señor Agrelo no se encuentra en su casa ni en ningún lugar donde solía frecuentar, por lo tanto queda prohibido ir a molestar a la familia”. Por amistad, los restos descansan en el cementerio de Morón en la bóveda de mi abuelo Félix Pirotto. Pero tarde o temprano surgirá la verdad.”. Al terminar su relato me pidió que el Museo “haga justicia”.

La investigación condujo al Cementerio de Morón. El director informó que hasta el año 1927 los libros habían sido quemados por una mafia, para quedarse con los títulos de las bóvedas. Un paciente rastreo permitió ubicar la bóveda; el sepulturero sólo sabía que una pareja de ancianos la visitaba aproximadamente cada 6 meses. Como las diversas llaves no abrían el candado, el director consiguió una llave maestra que tampoco abrió, ofreciendo romper el candado. Convenimos en que primero trataríamos de encontrar a su propietarios. En Marzo de 1999, el Museo acompañó a la Municipalidad de Ituzaingó en un desembarco cultural en la Ciudad de Buenos Aires. Fue cuando localicé al matrimonio Pirotto, dueños de la bóveda quienes confirmaron que ya no había ataúdes de la época.

El profesor Ricardo Castillo, en ese momento director del Instituto Histórico del Museo de Ituzaingó, ubicó telefónicamente a los Agrelo en la Capital Federal y los consultó sobre un hecho de sangre ocurrido en su chalet de Ituzaingó, quienes afirmaron: “nosotros no tuvimos nada que ver con esa mujer”.

El señor Oscar Melano, descendiente de una familia pionera tradicional de Ituzaingó brindó el siguiente testimonio: “Mi padre me dijo que en todo el pueblo se comentaba que el hijo de Agrelo había matado a la sirviente en su chalet de Iriarte, entre Clierment (Hoy Dr. Gelpi) y Laguna, al que llamaban “de la lechuza”, porque las aves usaban como nido el mirador del primer piso… Josefa Raigosi de Pescio fue la partera del pueblo que trajo al mundo a medio Ituzaingó. Vivía en la calle Sarmiento (24 de Octubre) y Ombú (Orcadas).”

Animales prehistóricos que habitaron el Oeste

por Rolando Goyaud


En 1989 el equipo de rescate del museo, integrado por arqueólogos y paleontólogos del CACIAR comenzó a recuperar restos fósiles de una megafauna que nos habitó. El cauce del Reconquista y sus orillas constituyen reservorios de yacimientos poco explorados. Se encontraron restos de animales prehistóricos y de cerámicas de culturas querandíes, especialmente en las riberas pertenecientes a Ituzaingó, las más altas entre su nacimiento y su desembocadura.

El smilodon bonaerense (tigre dientes de sable) era un mamífero carnívoro de cuerpo flexible con grandes garras y fuerte dentadura, con caninos largos y resistentes, que lo convertían en un temible predador.

Restos de glyptodon se encontraron a 300m del Reconquista, cuyos fósiles están en el Museo de La Plata. Era un mamífero herbívoro de hasta 4m de longitud, como un armadillo gigante, de 1,5 toneladas. Su caparazón rígido estaba cubierto de placas, la cabeza protegida por un casquete y la cola en forma de tubo para defensa y estabilidad. Contaba con una falange con una uña insertada, que servía para arrancar las raíces. Habitó la zona hace 45 millones de años y se extinguió hace 10.000 años.

Ejemplar fósil de un glyptodon (Fuente: Wikipedia)

El mastodonte, mamífero herbívoro, casi el doble de los elefantes, con dos incisivos largos y dos cortos. Habitó hace 20 millones de años y se extinguió hace 10.000 años.

El megatherium, dentado, conocido como perezoso, el más grande de América del Sur en la era cuaternaria. Era un mamífero herbívoro, de 6m de largo y de 4 a 5 toneladas de peso. Caminaba lentamente en cuatro patas y se levantaba sobre las traseras. Las mandíbulas alojaban una larga lengua con la que sujetaba hojas. Se erguía para alcanzar copas de árboles y con las garras largas de sus manos reunía las hojas.

Muñiz y Ameghino documentaron que además, encontraron en el río Las Conchas, entre otros: mylodon, toxodon, arctotherium, lestodon.

El primer hallazgo paleontológico de Ituzaingó lo realizó en 1997 el Museo de Ituzaingó, en un yacimiento situado en la ribera del Reconquista que UNIREC descubrió al preparar un camino costero para la canalización del río. Era el esqueleto de un Odocoiles Dichotomus (Ciervo de los Pantanos), que se expuso en UCIADI durante la graduación de auxiliares en arqueología y en la Feria del Libro 1998, ante el intendente A. Descalzo y el presidente del HCD H. González. Tenía 1.9m de largo y 1.1m de altura, sin heridas por lo que no fue cazado ni depredado por otros animales, rescatándose el cráneo, 7 vértebras cervicales, incluidas el Atlas y el Axis, 9 vértebras dorsales, 4 vértebras lumbares, con 6 faltantes, el conjunto Sacro/Cocigeo, las vértebras caudales, costillas y las 2 extremidades delanteras, a una le faltaba la muñeca y la mano. Para datar la antigüedad con el Carbono 14, se previó enviar los restos a EE.UU, que no se concretó porque no se pudieron reunir los cuatrocientos dólares necesarios para cubrir los costos.

Los hallazgos asociados de esqueletos humanos, utensilios de piedra con restos de megafauna en Arroyo Seco y Olavarría, confirmaron la teoría de Ameghino que el hombre convivió hace 10 mil años con la extinguida fauna del pleistocenio. El investigador norteamericano Alex Herdlicka criticó la teoría, pero el Dr. Alan Bryan de la Universidad de Alberta, Canadá, valoró su relación en el poblamiento temprano de América.

En 1989 el museo creó la División Arqueología y Paleontología basado en: 1) En 1981 el CEAMSE encontró en la cuenca del Reconquista fósiles de un mastodonte que habitó hace un millón de años, 2) En 1984 el paleontólogo Eduardo Schreiber de la Municipalidad de Moreno halló fósiles de glyptodonte, tigre diente de sable y megaterio, 3) en 1994 el CACIAR halló el esqueleto completo de una ballena de 50.000 años, 4) en 1994 el Diario Popular publicó que el Museo de Merlo halló fósiles de hasta 300.000 años, ilustrado con un plano que incluye a Ituzaingó.

En 1996 Pedro Días, director del Museo de Merlo nos informó que el Museo de La Plata no les reintegró los fósiles hallados, moviendo al Museo de Ituzaingó a presentar al HCD de Ituzaingó con Expte 00466/96, un proyecto para impedir traslados y pérdidas de hallazgos, preservar los yacimientos arqueológicos, paleontológicos e históricos del partido, consolidando la propiedad del municipio. Pero en diciembre del mismo año el HCD comunicó al museo que había dispuesto el archivo del expediente.

En el 2003 con el asesoramiento del arq. Edgardo Ludueña, Jefe Area Paleontológica Municicipio de Merlo, y con la participación de Eduardo Schreiber, director de Museos Monumentos y Sitios Históricos Municipio de Moreno y el equipo del Museo de Ituzaingó, Rolando Goyaud filmó los documentales ´Expedicionarios del Oeste´ y en el 2004 ´Contacto Milenario´ con: Dr. A. Rex González, prof. A. Morán, Museo Ameghino Tres Arroyos, Museo Mulazzi Las Flores y arq. Ana María de Otheiza, Municipio de Luján. Los documentales se exhibieron en Universidad y Municipio de Luján, ATC Canal 7, Canales Cable 4 Ituzaingó, 6 Merlo, 2 Tres Arroyos, CAPBA III Merlo y Moreno.

Invitado por Municipalidad y Universidad de Luján y CAPBA III, Rolando Goyaud participó por Ituzaingó en los paneles de disertantes en los encuentros de investigadores y científicos realizados en años 2001, 2002 y 2003, en Luján, Merlo y Moreno.

En Marzo de 2004 el Museo nombró Director de la División Arqueología y Paleont-logía del museo al arq. Edgardo Ludueña, quien dirige la construcción de la réplica en tamaño natural de las catacumbas de Ituzaingó.

En diciembre de 2004, a requerimiento del prof. Juan José Ganduglia, director del Patrimonio Cultural de la Pcia. Bs. As., el Museo envió al Centro de Registro del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico provincial, una declaración jurada de los materia-les en exhibición en Ituzaingó, cumpliendo lo dispuesto por la Ley 25.743.

En Febrero de 2005 el profesor Morán de Tres Arroyos, donó al Museo Goyaud un Trozo de mándibula de toxodón y uno de gliptodón claviceps.


Bibliografía

Goyaud, Rolando, Contacto Milenario, Video Documental, 2001.

Goyaud, Rolando y Castillo, Ricardo; Ituzaingó, al Oeste de Buenos Aires, 1996.

Goyaud, Rolando, Exploradores del Oeste, Video Documental, 2000.

Ludueña, Edgardo, Jefe Area Paleontología Municipio, Paleontología en Merlo, Merlo, 2004.

Morán, Alfredo, Yacimientos de Arroyo Seco, 2002.

Schreiber, César Eduardo, Paleontología y Geología de Moreno, 2003.

Schreiber, César Eduardo, Guía área presa Roggero, Museo Muñiz, Moreno, 1998.

Schreiber, César Eduardo, Contribución, Conocimiento, Naturaleza y Hombre, 1993.

Sobre este blog

por LG

El Museo de Ituzaingó "Clarisse Columbie de Goyaud" fue creado en 1975 y abierto oficialmente al público en 1984. Desde aquella primera fundación se dedica a la investigación de la historia de la ciudad y a la preservación de objetos antiguos emparentados con ella. Aquí presentamos artículos publicados por Rolando Goyaud como resultado de estas investigaciones, habiendo accedido a documentos y testimonios de los protagonistas.

Maqueta de la Estación de Ituzaingó tal como era en 1874.
(Museo de Ituzaingó)